El hechizo y el falso futuro que te brinda el narcisista

Reconozco que es un término nuevo para mí dentro de la amplia nomenclatura científica y sociológica que acompañan a los TPN. Tras leer decenas de blog y documentarme con cientos de vídeos y tutoriales en español sobre el abuso narcisista, el gaslighting o la piedra gris, me prometí dar un salto al vacío y echar mano de historias narradas por otros autores en inglés. Algunas no tienen desperdicio por su carácter clarificador sobre cómo ejecutan a sangre fría su plan más maquiavélico.

En plena cuarentena por el CoVid-19, momento en el que dejé a mi narcisista, seguí devorando libros así como otros artículos relacionados con estos seres oscuros. En Amazon hay un rosario de publicaciones a las que te puedes suscribir, casi una barra libre. Y aquí se apareció un autor: HG TUDOR, un narcisista autodeclarado que detalla de forma impecable cómo se comportan los TPN desde su propia experiencia. Seguiré acudiendo a su producción literaria, a mi juicio la menos rigurosa desde una perspectiva científica pero la más ajustada a la realidad. Digamos que es el propio narcisista quien te habla, quien te dice qué te va a hacer y cómo debes actuar. Su prospecto es de un valor incalculable para las víctimas.

El autor lo resume de forma extraordinaria mediante frases. Rescato al azar algunos de las muchos que me han resonado durante la lectura:

Por mi experiencia vital, este futuro en falso se puede desarrollar en cualquier fase de la relación, incluso antes del descarte si no tiene claro que su suplemento, que está esperando a salir al terreno de juego, le puede proporcionar material suficiente y de calidad para seguir perpetrando su horror. Te podrán decir en una cena: “El año que viene vamos a ver la Semana Santa de Murcia”, mientras te la está pegando con otra u otro, y así otras promesas que tú sabes que son inalcanzables porque ellos escapan de la lógica.

Los planes de futuro que un narcisista te brinda son la mejor forma de control sobre tu ser. Quieren tenerte ahí, arropaditos, en estado de vigilia, dándote y regalándote los oídos sobre un horizonte de unicornios y césped inglés que nunca existirá. No caigas. Ante cualquier sospecha, claro está que al principio todo son vinos y rosas, pídele que te trace un timing del proyecto y cómo se ejecutará. Todo por escrito sin olvidar uno de los aspectos más importantes: el económico. Como bien sabes son parásitos.

Por ejemplo, si te dicen “quiero casarme contigo” al tercer mes, sé tú quién marque los tiempos. Reacciona como si estuvieras delante de una cámara. Al tiempo, le recuerdas su petición. Es el momento de coger papel y boli; y haz una estrategia, plantéale la viabilidad del proyecto. Cuestiónale todo. Los narcisistas no gastan una sola neurona en planificar un futuro real. Te chuparán tiempo y recursos, y si no se ejecuta su proyecto es que tienes un problema.

En los años 80 la televisión española anunciaba diamantes: “Decía algo así como entre tú y yo, un diamante es para siempre”. Efectivamente, decían que era para siempre. Para el PN tú eres un diamante, algo valioso. Solo eso. Un PN en edad madura (50 años) te dirá de forma velada que tu relación le interesa y le conviene, sobre todo si tienes una cierta posición social o económica. Es entonces cuando este falso futuro se atenúa con frases como que te van a cuidar toda la vida, que quieren envejecer contigo y que nunca te faltará de nada. Ya estás en el bote.

Precisamente, el fake estrella de mi PN fue una sorprendente petición de mano con puesta de anillo incluida después de hacer el amor a los tres meses de habernos conocido. De manual. Sin embargo, me encontraba débil emocionalmente. Aquello me sonó a gloria bendita. Y es que cuando quieren ser románticos son los mejores. Eligen el momento, el escenario y el ataque sorpresa.

Este fake, gran fake, sirvió para amarrar aún más mi voluntad a ella durante un tiempo. Alternaba esa parte angelical, con temporadas de silencios y devaluación. Pero volvía de nuevo el recuerdo de ese momento, de esa boda con la que creía era la mujer más maravillosa del mundo. En la playa, con poca gente y muchas risas.

Hasta que la puse contra las cuerdas un año después de esa premonitoria petición de mano.

Fue en la boda de un amigo, en julio de 2019. Los preparativos fueron dignos de una novia. Anduvimos durante una semana por la ciudad buscando el mejor vestido, zapatos, complementos… pero esa mañana, la de la boda, intuía que algo iba a pasar. Y así fue.

Tras el almuerzo le pregunté si estaría dispuesta a plantearse en serio lo de la boda a partir de septiembre, para ir empezando con los preparativos. No habíamos hablado del asunto, solo de dar un pasito más en nuestra relación, etc. Pero no de forma directa y al grano.

Mi reacción fue automática e instintiva. Sin mediar palabra, salimos disparados del lugar de celebración y la dejé en su casa. En el coche le di los dos anillos. Solo le dije que qué le costaba decirme un sí, una mentira piadosa. Me hubiera conformado con un “Claro que sí, cariño”.

Regresé para festejar ese momento tan importante. Toqué la guitarra (ella decía que lo hacía para sentirme protagonista), canté y me volví a casa. Mi actitud destapó toda su ira narcisista, algo que me ha recordado hasta el cierre de la relación. Sabía que su imagen impecable iba a quedar por los suelos. (¿Qué habrá pensado la gente de ti, de cómo me has tratado?)

Evidentemente, fue mi reacción a la indiferencia. Terminé pidiéndole perdón.

Aún así, fui sometido a un castigo estival sin contemplación. 15 días de hombro frío, humillaciones, etc. volví a caer después de escuchar que tras este suceso era necesario ir poco a poco en la relación, y que nunca hablaríamos más de bodas o de un nivel superior. Al menos de momento.

Los mensajes de boda iban saliendo a cuentagotas, pero ella seguía con otros fake. Los lanzaba cuando menos me lo esperaba, a bocajarro. “Yo voy a cuidar de ti toda mi vida, quiero pasar mi vida entera contigo o a ti nunca te va a faltar tu plato favorito”.

Como apunté más arriba, para desactivar un fake solo hace falta ir al grano de la promesa y pedirle argumentos. Debes hacerle preguntas “Con qué vamos a vivir; Dónde, cómo vamos a pagar, qué aportaciones haremos, nuestros hijos, …

Ante estas cuestiones siempre hubo un ya veremos. En cierto modo solo esperan a que tu muevas ficha, que gastes tu energía para ellos, mientras triangulan contigo y reciben atenciones de una legión de suministros frescos y candidatos a ser estrella.

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